Es necesario ingresar en el mundo de las mentes intranquilas, de las paranoias del corazón humano, de la fragilidad del espíritu.
MOREZ
Por: Carlos Puga
Tok,
tok, tok, tres segundos exactos tardo su sangre en llegar a mis pies. Ese
maldito reloj siempre me ha ayudado a llevar la cuenta, siempre gritando con el
segundero el tiempo que pierdo. Recuerdo que llegó aquí cuando yo tenía solo
cinco años. Mientras lo acomodaban en la sala mi madre decía – Que hermoso
Morez-
Me
acerqué con mucho cuidado, lo admiré un buen rato. Era el doble de mi tamaño
con una figura parecida a la de mi tía, con la cabeza cuadrada y las enormes
caderas. Mientras mi madre colocaba la hora en el reloj empezó a mover su
enorme segundero, tok, tok, tok, cada segundo perforaba mas en mi cabeza, tok,
tok, vi como oscilaba, tok, tok, no podía pensar en nada, me encontraba
hipnotizado, tok, tok, mi mano se extiendo temerosa a tocarlo, tok, tok, y con
un golpe en mis manos mi madre me detuvo.
A
partir de ese día mi vida cambio por completo, en mi casa lo primero y lo
último que escuchaba en el día era ese sonido, me dijeron que me acostumbraría,
pero en lo único que podía pensar era en el sonido del tiempo que se escaba,
cada vez que no hacia algo lo escuchaba, incluso dentro de mi cabeza.
Esto
me llevo a ser muy métrico en mis tiempos, era como si un reloj se había
apoderado de mi, tenía el sonido exacto por segundo, sabía que podía dar dos
pasos y un cuarto en un segundo, podía llegar a la calle desde mi cuarto en
veintitrés segundos, diecinueve si no acaricio a mi perro.
Maldito
tiempo, siempre corriendo sin detenerte, no puedo parar no perderé tres
segundos más, son cruciales en este momento.
Mierda
ya empezó a apestar aquí adentro – ¡Es que acaso no piensas detenerte! -
No
es primera vez que él y yo hacemos una travesura, pero hoy marcamos nuestra vida
con sangre ajena.
A
él lo conocí en la escuela cuando tenía 10 años, tomó mi borrador y lo lanzó a
la cabeza de la profesora, no podía parar de reír aunque esta se apagó cuando
me acusaron a mí de lanzarlo, ya que el borrador tenía mi nombre y recibí el
castigo. A pesar de esto nos hicimos buenos amigos, el único que he tenido
diría, ya que todos los demás niños siempre me han visto como un raro pero como
me decía mi mamá, mejor solo que mal acompañado.
Tok,
tok, ya calla ese reloj, rómpelo, has algo por dios, me vuelve loco, casi tanto
como me volvía ella y mira donde termino, así que ¡cállalo!
Si
quieres callarlo cállalo tú por un demonio yo tengo mejores cosas en que
pensar, como que hacer con esta pila de carne.
Recuerdo
nuestro primer cadáver, fue una paloma cuando teníamos 15 años, estábamos en el
parque y te decía lo detestables que son las aves, como estas nos presumen su
vuelo, su libertad, tu y yo atados a una familia de mierda, a una escuela que parecía
purgatorio, que vida de asco, que libertad teníamos más que la de ir al parque.
¡Mátala! Te grite mil veces hasta que lo hiciste, aun admiro tu habilidad y
puntería con rocas. Después no sabías que hacer corrías por todas partes
desesperado como siempre con el tiempo, decías que no se demorarán mas de mil
ni se cuentitos segundos, tú y tus malditos segundos me desesperan tanto. Al
final te dije que lo que debíamos hacer es cavar un agujero y quemarlo ahí
adentro y luego de quemarlo cubrirlo. Tú y tu estúpida conciencia me obligaron
a plantar un arbolito allí unos meses después. Ahora cuantos arboles querrás
que plante.
Tok,…,
tok,…, al fin callaste el maldito reloj, tenias razón ahí se puede pensar
mejor, llevemos rápido el cuerpo lejos para quemarlo y enterrarlo así jamás
sabrán que paso.
Sigo
escuchando al maldito reloj, toktoktok, es más rápido, me desespera el maldito
ruido. ¡¡Ah!! Está bien solo carguémosla con cuidado está sangrando mucho y no
quiero manchar mas mi ropa. Ya perdí unos finos zapatos por esta sangre.
Debería
agradecerte, por ti la sangre me parece algo tan normal, recuerdo la primera
vez que nos manchamos así, fue a los veintiocho, con el perro del vecino.
A
Don Osvaldo jamás le agradamos, siempre amenazaba a la gente que si se acercaba
a su casa soltaría a sus perros, pero a nosotros nos decía que solo con vernos
le daban ganas de soltarlos. Un día cruzando frente a su caza soltó a su perro
Fernando, un pastor alemán, para que nos persiga. Corrimos lo más rápido que
pudimos, lo que hizo que el perro nos alcance en seis segundos y medio, su
mordida la sentí en mi brazo derecho, le tomo menos de 2 segundos en perforar
mi carne y más de ochenta y siete en soltarme. De no ser por unos vecinos que
me ayudaron, Fernando se hubiese almorzado mi brazo.
La
siguiente noche cobraríamos mi venganza, colocaría vidrio molido en la comida
de ese perro, fue una gran idea, yo había pensado en romperle un vidrio a Don
Osvaldo, pero el logro convencerme que no podía pagar un precio tan bajo, y me
convenció de esto.
Al
caer la noche trepamos las paredes que daban a las jaulas de los perros y
colocamos carne con vidrio molido en el plato de Fernando. Vimos como se lo
comía con mucho gusto y unas horas después como moría con sus intestinos
cortados, desangrándose internamente. Ese momento se apodero algo de mí, no me
bastaba verlo ahí muriendo, así que lo levantamos con una cuerda y lo colgamos
en la puerta de Don Osvaldo cuando lo amarramos y levantamos nuestras ropas se
tornaron rojas, era un hermoso tono vino que nos cubrió.
Lo
último que supimos es que Don Osvaldo es que entro en depresión y lo llevaron a
ni sé dónde.
Toktoktok,
toktoktok, ya la subimos al auto, ahora debemos limpiar todo esto pero como,
toktoktok, toktoktok, maldito reloj cállate que no puedo pensar.
Deja
de gritarle a tu estúpido reloj imaginario, haces que yo empiece a escucharlos
también. Toma su topa limpia con eso y lo quemaremos también, así podremos
decir que fue de viaje a algún pueblo y no sabemos cuándo volverá.
Limpia rápido no tenemos tiempo que perder no
quiero que salga el sol y aun estemos cerca de esta casa.
Quiero
huir rápido de aquí no como esa vez cuando teníamos cuarentaiuno, la primera
vez que creímos matar a alguien, fue tan gracioso.
Tu
compañero de trabajo, el Villacres, el pobre idiota, lame culos del jefe, pasa
cafés, parecía su secretaria, o un títere por que hasta la mano la tenia metida
en su trasero. Era tan despreciable su actitud, traicionando a sus compañeros y
adulando las autoridades. Ese día especial recuerdo, fue la fiesta por el
aniversario de la compañía, ya debieron ser pasado las doce de la noche y la
gente había tomado bastante. Descubrimos ese día que el idiota del Villacres no
solo eres despreciable pero un morboso, intentando cortejar de las formas más
vulgares a todas, incluso a las casadas.
Le
dijiste que se calme y mejor que vaya a su casa, pero no hizo caso y en vez de
eso empezó a insultarnos, a decirnos los más pobres y patéticos insultos, no te
importaban las palabras hasta que intento golpearte, en ese momento lo tomamos
por sorpresa y atacamos, golpe tras golpe, el atacaba sin sentido por su
borrachera, nosotros aun cuerdos le propinamos una buena paliza, sentí en un
par de golpes como mis nudillos rompieron un par de huesos, el frenesí de la
pelea y la sangre nos invadió tanto que creímos haberlo matado viéndolo inmóvil
en el suelo sin rastro de vida en sus ojos y parecía sin respiración.
Reaccionamos
inmediatamente, corrimos fuera del lugar tomamos el auto y huimos lo más lejos
que podíamos.
De
no ser porque tu secretaria que nos contacto a los cuatro días para avisarnos
que está vivo y no presentara cargos, nosotros seguiríamos escondidos o quizá
ya no estuviésemos ni siquiera en este continente.
Toktoktoktoktoktok,
ya no puedo más con este reloj, apenas y puedo conducir. Aquí estará bien ya
estamos lejos de la ciudad, hay que tener cuidado con que no se vea fuego.
Toktoktoktoktoktok debemos hacerlo más rápido nos estamos tardando tres, nueve,
dos, no se no puedo calcular los segundos con un reloj tan estropeado, solo
apresuremos a quemarlo todo.
Toktoktoktoktoktok,
Toktoktok, toktoktok, toktok, toktok, tok, tok, tok, tok, precioso fuego,
maldito reloj.
Tok,
tok, tok, aquí se acaba todo, hice todo lo que pudimos, pero jamás te
perdonaremos por no heredarme ese reloj. Jamás pude tocarlo y cumpliremos con
tus deseos, ese reloj no será mío pero tampoco de nadie más, se pudrirá con
todas las demás cosas en esa casa vieja.
Y
para que siempre lo recuerdes plantaremos aquí un Nogal.
por lo visto la comunicacion no solo puede recaer en el ambito informativo, cuentos con tintes de realidad y ficcion pueden comunicar incluso mucho mas que una noticia cotidiana... saludos
ResponderBorrarGracias por el comentario..!!
BorrarWl tiempo siempre es importante para las personas
ResponderBorrarGracias por el comentario..!!
BorrarEn realidad el cuento te hace desesperar, porque así es el tiempo, siempre causando problemas.
ResponderBorrarGracias por el comentario...!!
Borrarexelente Jus esto siempre fue lo tuyo, explotalo al maximo...
ResponderBorraratt tefa quishpe
Borrar