Un delicado sabor a limón en la boca, un olor ácido
en las manos, “Como caramelo de Limón” que se come, la inocencia de un
adolescente.
Como
caramelo de limón
Por: David Vaca
David…… interrumpe con su voz chillona, mamá.
Siempre tan inoportuna,
siempre tan irrespetuosa, siempre, violentando mis espacios.
David…… guambra de mierda- mierda apretando la palabra entre
sus dientes dejándola salir escurrida- dónde estás. Grita desde la cocina - no
importa donde esté sus gritos se escuchan en cualquier rincón de la casa.
Salgo de mi cuarto, mis pasos rechinan en el piso chismoso,
pasillo viejo con piso de tablas, algunas torcidas y siempre quejosas, cruzo la
sala. Sala sin polvos en las esquinas, muebles perfectamente acomodados,
vitrina llena de recuerdos y retratos, hermana hablando por teléfono, pasa allí
tanto tiempo, en la misma posición, que ya paso a ser parte del paisaje que me
brinda la sala.
Tembloroso meto la cabeza
por la ventana que conecta a la cocina.
Allí esta mamá, en medio de su infierno diario, una extraña
mezcla de calor del medio día y alimentos a medio cocinar. Mamá sin mirarme,
pero advirtiendo de mi presencia me dice:
-Dónde carajo te metiste- hace como una hora te estoy
llamando y tú no te dignas en venir. Se calma, bueno ya no importa. Anda a mi
cuarto y coges para un limón y vienes enseguida. Fui a su cuarto, cogí lo justo
y necesario, mamá sabe la cantidad exacta de dinero que existe en su cartera.
Un limón, un bendito limón, tanto escándalo para un bendito limón. Toda la mañana pensando en cómo terminar un poema y ahora no puedo dejar
de pensar en el bendito limón.
Por suerte la tienda está a dos cuadras. Mis pasos se convierten en zancadas, en un
parpadear estoy en la tienda. Saludo al entrar como de costumbre, me dirijo a
la canasta y elijo el limón más grande, por si a caso a mamá se le ocurra
después que uno no es suficiente. Pago y de vuelta en camino a casa.
Al llegar a la esquina el semáforo me impide seguir
avanzando, es un día extremadamente concurrido, personas en sus autos inundan
las calles y los que no, las veredas.
Mientras tanto tomo al limón entre las puntas de mis dedos,
lo elevo despacio a la altura de mi nariz, mientras lo examino por todos lados,
no entiendo como este todavía inmaduro ser, pudo sacarme de mi cubo y tenerme
allí parado esperando que cambie la luz, mientras el sol pega directamente en
mi.
A medida que sigo girándolo entre las yemas de mis dedos,
poco a poco una creciente ira me hace apretarlo cada vez más. Mi uña termina
por penetrar su verdosa y porosa piel, un extraño olor sale disparado directo a
mis sentidos.
Lo acerco a mi nariz y
enseguida mi boca se llena de saliva. Vuelvo a penetrar su piel con mi uña,
solo que esta vez arranco una parte de la piel, el olor se vuelve más intenso y
mi boca no deja de salivar.
Sigo desgarrando su piel, no sé si con ira o tal vez con
ansiedad. En un instante me envuelve un deseo incontrolable de morderlo, no sé
si por gusto no sé si por ira. Solo sé que es un deseo morboso de destrozarlo
entre mis dientes, mi cabeza se llena de imágenes cruzadas entre yo mordiendo
el limón y el antropófago desgarrando el seno de su esposa. Sigo desgarrándole,
mirándolo fijamente, mis manos temblorosas se ayudan mientras el olor que me
desespera se hace más fuerte.
Por fin, lo tengo desnudo ante mí, mis ansias de morderlo se
fueron apagando mientras lo desgarraba, pero no la de destrozarlo.
Lo miro intensamente, mientras una sonrisa distinta se me
esboza en el rostro, pasa a la mano izquierda y sus dedos empiezan a
presionarlo fuertemente. Siento y escucho como su cuerpo se va destrozando en
mi mano. Ipso facto sus fluidos empiezan a emanar de su cuerpo lentamente comprimido,
algunos de ellos saltan a la cara de una señora que enseguida sierra
violentamente los ojos y los cubre con sus manos, tal vez, para no ver tan
horrendo espectáculo.
Mis ansias de morderlo regresan inesperadamente, le arranco una cuarta parte
de su lánguido cuerpo. Mientras mastico lo elevo, y como si fuese un sacrificio
al sol, lo tomo como un corazón y lo encierro en mi puño, el resto de sus
fluidos empiezan a salir de entre mis dedos, se chorrean por mi muñeca hasta gotear por mi codo.
En ese instante un
auto frena a raya, voces insultantes empiezan a hacerse presentes. Veo al
mundo, la gente al igual que la mayoría de autos han desaparecido. Miro en
dirección a mi casa y alcanzo a ver el
vapor emanado por las ollas saliendo por la ventana de la cocina que da a la
calle.
Aun tengo el cuerpo en mi puño. Rápidamente miro al suelo y
con mi pie empujo los restos de su piel destrozada hasta una alcantarilla,
escupo unos cuantos órganos reproductores que quedaron después de la mordida y
arrojo en dirección a la tienda el cadáver.
En un par de saltos
estoy en mi casa, entro violentamente a mi habitación.
Instantes después, la voz de mi hermana se cuela por las
paredes diciendo:
-David, mi mami te está buscando-
Mis ojos se abren espantosamente, mi mirada se pierde en el
infinito, inexplicablemente empiezo a temblar y a volver a salivar.
El limón no ha salido aun de mi cabeza, me sigue atormentando
y esta vez con la imagen de su cuerpo desecho
y peor aun ese estúpido olor
inunda todo el espacio, ya no sale de el sino de mi mano criminal.
¿Qué le diré a mamá?
Y como si la invocase allí estaba ella, sentía su presencia
frente a la puerta de la habitación.
David…… decía mientras intentaba abrir la puerta.
David……. Repetía.
Yo, allí encerrado, acorralado, esperando a que mi verdugo
venga, me saque de la celda y frente a la plaza y frente a todos, aplique la
ley del talión. Me refugio en una esquina y agarrado de la pared espero lo
peor. Mamá intenta abrir la puerta pero alcanzo a gritar –no entre me estoy
cambiando-
Ángel… dice mamá desde fuera.
¿Ya fuiste a comprar lo qué te pedí? Porque si aun no vas…….
No importa. Ya no lo necesito, deja nomas.
Dejo escapar la respiración, mi alma vuelve al cuerpo y entre
balbuceos le alcanzo a decir:
-Bueno ma, aunque estaba a punto de ir.
Mamá se retira diciendo que en un momento estará listo el
almuerzo.
La oigo alejarse, mientras me derrumbo en mi cama, vuelvo a
respirar con normalidad y sonrío luego de un suspiro de alivio. Mientras mis
ojos se fijan en el techo de la habitación.
Segundos después. Escucho sus pasos y luego de un empujón
abre la puerta del cuarto. Me mira directamente a los ojos y con su habitual
voz chillona me dice:
-
¿Y
el dinero dónde está?.........
Silencio infinito, temblor, salivación, mirada aterrorizada,
colapso de sistemas, infarto, desmayo.
buen cuento, excelente :D!
ResponderBorrarhasta pude sentir el olor del limón
Creo que es un cuento interesante, gran creatividad del escritor..!!
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