25 dic 2013

Cuento



Un delicado sabor a limón en la boca, un olor ácido en las manos, “Como caramelo de Limón” que se come, la inocencia de un adolescente.

 

Como caramelo de limón 


Por: David Vaca 


David…… interrumpe con su voz chillona, mamá.

Siempre tan inoportuna,  siempre tan irrespetuosa, siempre, violentando mis espacios.

David…… guambra de mierda- mierda apretando la palabra entre sus dientes dejándola salir escurrida-  dónde estás. Grita desde la cocina - no importa donde esté sus gritos se escuchan en cualquier rincón de la casa.

Salgo de mi cuarto, mis pasos rechinan en el piso chismoso, pasillo viejo con piso de tablas, algunas torcidas y siempre quejosas, cruzo la sala. Sala sin polvos en las esquinas, muebles perfectamente acomodados, vitrina llena de recuerdos y retratos, hermana hablando por teléfono, pasa allí tanto tiempo, en la misma posición, que ya paso a ser parte del paisaje que me brinda la sala.

Tembloroso meto la cabeza  por la ventana que conecta a la cocina.

Allí esta mamá, en medio de su infierno diario, una extraña mezcla de calor del medio día y alimentos a medio cocinar. Mamá sin mirarme, pero advirtiendo de mi presencia me dice:

-Dónde carajo te metiste- hace como una hora te estoy llamando y tú no te dignas en venir. Se calma, bueno ya no importa. Anda a mi cuarto y coges para un limón y vienes enseguida. Fui a su cuarto, cogí lo justo y necesario, mamá sabe la cantidad exacta de dinero que existe en su cartera.

Un limón, un bendito limón, tanto escándalo para un bendito limón. Toda la mañana pensando en cómo terminar un poema y ahora no puedo dejar de pensar en el bendito limón.

Por suerte la tienda está a dos cuadras.  Mis pasos se convierten en zancadas, en un parpadear estoy en la tienda. Saludo al entrar como de costumbre, me dirijo a la canasta y elijo el limón más grande, por si a caso a mamá se le ocurra después que uno no es suficiente. Pago y de vuelta en camino a casa.  

Al llegar a la esquina el semáforo me impide seguir avanzando, es un día extremadamente concurrido, personas en sus autos inundan las calles y los que no, las veredas.

Mientras tanto tomo al limón entre las puntas de mis dedos, lo elevo despacio a la altura de mi nariz, mientras lo examino por todos lados, no entiendo como este todavía inmaduro ser, pudo sacarme de mi cubo y tenerme allí parado esperando que cambie la luz, mientras el sol pega directamente en mi.

A medida que sigo girándolo entre las yemas de mis dedos, poco a poco una creciente ira me hace apretarlo cada vez más. Mi uña termina por penetrar su verdosa y porosa piel, un extraño olor sale disparado directo a mis sentidos.

Lo acerco a mi nariz  y enseguida mi boca se llena de saliva. Vuelvo a penetrar su piel con mi uña, solo que esta vez arranco una parte de la piel, el olor se vuelve más intenso y mi boca no deja de salivar.

Sigo desgarrando su piel, no sé si con ira o tal vez con ansiedad. En un instante me envuelve un deseo incontrolable de morderlo, no sé si por gusto no sé si por ira. Solo sé que es un deseo morboso de destrozarlo entre mis dientes, mi cabeza se llena de imágenes cruzadas entre yo mordiendo el limón y el antropófago desgarrando el seno de su esposa. Sigo desgarrándole, mirándolo fijamente, mis manos temblorosas se ayudan mientras el olor que me desespera se hace más fuerte.

Por fin, lo tengo desnudo ante mí, mis ansias de morderlo se fueron apagando mientras lo desgarraba, pero no la de destrozarlo.

Lo miro intensamente, mientras una sonrisa distinta se me esboza en el rostro, pasa a la mano izquierda y sus dedos empiezan a presionarlo fuertemente. Siento y escucho como su cuerpo se va destrozando en mi mano. Ipso facto sus fluidos empiezan a emanar de su cuerpo lentamente comprimido, algunos de ellos saltan a la cara de una señora que enseguida sierra violentamente los ojos y los cubre con sus manos, tal vez, para no ver tan horrendo espectáculo.

Mis ansias de morderlo regresan  inesperadamente, le arranco una cuarta parte de su lánguido cuerpo. Mientras mastico lo elevo, y como si fuese un sacrificio al sol, lo tomo como un corazón y lo encierro en mi puño, el resto de sus fluidos empiezan a salir de entre mis dedos, se chorrean  por mi muñeca hasta gotear por mi codo.



 En ese instante un auto frena a raya, voces insultantes empiezan a hacerse presentes. Veo al mundo, la gente al igual que la mayoría de autos han desaparecido. Miro en dirección a  mi casa y alcanzo a ver el vapor emanado por las ollas saliendo por la ventana de la cocina que da a la calle.

Aun tengo el cuerpo en mi puño. Rápidamente miro al suelo y con mi pie empujo los restos de su piel destrozada hasta una alcantarilla, escupo unos cuantos órganos reproductores que quedaron después de la mordida y arrojo en dirección a la tienda el cadáver.

 En un par de saltos estoy en mi casa, entro violentamente a mi habitación.

Instantes después, la voz de mi hermana se cuela por las paredes diciendo:

-David, mi mami te está buscando-

Mis ojos se abren espantosamente, mi mirada se pierde en el infinito, inexplicablemente empiezo a temblar y a volver a salivar.

El limón no ha salido aun de mi cabeza, me sigue atormentando y esta vez con la imagen de su cuerpo desecho   y peor aun ese estúpido olor inunda todo el espacio, ya no sale de el sino de mi mano criminal.

¿Qué le diré a mamá?

Y como si la invocase allí estaba ella, sentía su presencia frente a la puerta de la habitación.

David…… decía mientras intentaba abrir la puerta.

David……. Repetía.

Yo, allí encerrado, acorralado, esperando a que mi verdugo venga, me saque de la celda y frente a la plaza y frente a todos, aplique la ley del talión. Me refugio en una esquina y agarrado de la pared espero lo peor. Mamá intenta abrir la puerta pero alcanzo a gritar –no entre me estoy cambiando-

Ángel… dice mamá desde fuera.

¿Ya fuiste a comprar lo qué te pedí? Porque si aun no vas……. No importa. Ya no lo necesito, deja nomas.

Dejo escapar la respiración, mi alma vuelve al cuerpo y entre balbuceos le alcanzo a decir:

-Bueno ma, aunque estaba a punto de ir.

Mamá se retira diciendo que en un momento estará listo el almuerzo.

La oigo alejarse, mientras me derrumbo en mi cama, vuelvo a respirar con normalidad y sonrío luego de un suspiro de alivio. Mientras mis ojos se fijan en el techo de la habitación.

Segundos después. Escucho sus pasos y luego de un empujón abre la puerta del cuarto. Me mira directamente a los ojos y con su habitual voz chillona me dice:

-          ¿Y el dinero dónde está?.........

Silencio infinito, temblor, salivación, mirada aterrorizada, colapso de sistemas, infarto, desmayo.

2 comentarios:

  1. buen cuento, excelente :D!

    hasta pude sentir el olor del limón

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  2. Creo que es un cuento interesante, gran creatividad del escritor..!!

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